Harry Potter, versión cristiana


No, no estamos bromeando... La versión cristiana de Harry Potter ya está en la red con el nombre de Hogwarts: School of Prayer and Miracles (y sí, parece que de momento sólo está en inglés).

Su autora, Grace Ann, se confiesa como una madre con un gran problema, sus hijos le han pedido que les deje leer Harry Potter... Como madre está más que feliz de que sus hijos quieran leer pero, está preocupada porque (y citamos textualmente) "no quiero que se conviertan en brujas", así que para evitar que sus jóvenes almas acaben en el infierno ha decidido hacer algunos cambios para convertir a estos libros en "aptos para toda la famlia", eso sí, después se ha crecido y ha decidido compartirlos en Internet para el restos de padres con el mismo problema.

Como simple curiosidad os dejamos una leve traducción de parte del primer capítulo...
Érase una vez un chico llamado Harry Potter, que vivía debajo de las escaleras en una casa de Privet Drive con su tía y con su tío. El era un chico bueno y obediente que hacía todas sus tareas; pero sentía que había algo que faltaba en su vida. Algo grande y especial; pero que ni siquiera podía nombrar. Se quedaba despierto hasta tarde cada noche y deseaba por ese algo especial; hasta que un día, alguién llamó a su puerta y todo cambió.
 "¡Responde a la puerta Harry!" gritó su tía Petunia, una mujer de carrera, desde su sillón dónde estaba con los pies en alto. Tenía el pelo corto, rubio y rizado y nunca llevaba ningun maquillaje. Tío Vernon asintio vergonzoso desde la cocina mientras metía una bandeja de brownies de chocolate en el horno.
"¿No deberías estar haciendo tú eso?" pensó Harry; pero él era un chcio muy obediente, así que fue a abrir la puerta inmediatamente. Giró la manija de latón, y tiró de la pesada puerta de mandera.
En el porche estaba un hombre grande y musculoso, con una larga y varonil barba; vestía una camisa roja a cuadros, vaqueros azules y unas recias botas de cuero. Su pecho estaba cubierto con una espesa e indomita capa de pelo áspero y marrón. Llevaba un colgante que a Harry le parecía como una T minúscula. Sólo con mirarlo Harry se sintió feliz y de alguna forma en paz; pero ¡no sabría decir porqué!
"Buenos días, chico", saludo amablemente el hombre; y sonrió a Harry. Tenía ese tipo de cara pacífica y amistosa por la que uno sabía que podía confiar en él. "Mi nombre es Hagrid. ¿Podría hablar con tu madre y tu padre?"
"No tengo una madre o un padre", respondió Harry tristemente, mientras miraba a sus viejos y raídos zapatos. Tal vez por eso se sentía tan sólo, pensó no por primera vez. Tal vez era que echaba de menos una madre y un padre. Pero no, eso no era del todo correcto.
"Siento oir eso" dijo Hagrid comprensivo.
 "Puedes hablar con mi tío y mi tía" respondió amablemente Harry, y parpadeo sus grandes ojos azules infantiles.
"¿Qué quiere?" Tía Petunia examinaba la puerta con sus entrecerrando sus ojos con sospecha, y ella llevaba un holgado traje de pantalón muy poco favorecedor.
"¡Hola vecino! Estaba preguntado si tal vez vosotros habiaís sido salvados", exclamó Hagrid alegremente, mientras se tocaba el ala de su sombrero de cowboy.
Tía Petunia se rió con una risa sombría; e inclinó sus prácticas botas. "¿Salvados? ¿No me diga que es usted uno de esos cristianos?"
Harry no sabía que significaba esa palabra; pero Hagrid sonrió con la sonrisa más pacífica que él jamás hubiese visto. Eso hizo que Harry se sintiera animado y feliz sólo con ver la radiante y brillante sonrisa en el resto amable y amistoso del extraño. Se preguntaba porqué tío Vernon y tía Petunia no sonreían así. 

Y así durante nueve capítulos... ¿Qué os parece?


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